martes, 30 de diciembre de 2014

誰か 誰 だ

" ¡Tú! ¡Ya no me envíes el aroma
del ardiente bálsamo
de tus dulces jardines nocturnos!
En mis mejillas sangra el pudor
y en torno a mí vibra el aire estival.
Tú… refresca mis mejillas
con inaromáticas, inapetentes
hierbas nocturnas.
Pero ya no más el hálito de tus anhelantes rosas,
pues atormenta mi rubor"
Mi rubor. Else Lasker-Schüler. Poemas selectos. 1917



Momentum.  Instalación por United Visual Artists
Barbican Curve Gallery.  Londres 2014


El local parece querer colapsar sobre si mismo.  Un largo pasillo flanqueado por paredes de estuco desconchado que salpica de escamas de pintura el suelo.  Algunas sombras deambulan en distintas direcciones, haciendo sonar sobre el embaldosado las sandalias. Un parasol raído cubre del sol un par de sillas de polipropileno que fueron blancas en tiempos mejores. Las yerbas crecidas del patio interior cruzan la frontera del concreto con sus raicillas mientras ondulan despacio con el viento.  La puerta desajustada deja salir una nubecilla blanca. El borde de la puerta se arrastra un poco por el suelo, con un chirrido.  No parece haber nadie. Silencio interrumpido únicamente por la maquina del baño turco que tose intermitentemente el vapor.  Las hojas de eucalipto, ocultas en la poceta, exhaustas de sus compuestos volátiles, no huelen ya a nada. Queda solo la transpiración de un numero incierto de pasados cuerpos anónimos.  Es tiempo de salir.  En el recodo mas oscuro, un dejo levísimo y azucarado en el aire, delata la presencia de alguien. Una presencia marcada apenas por una silueta vaga.  Un acercamiento. Unos labios tocan los míos. Un contacto eléctrico. Una retirada involuntaria, buscando al tacto la perilla de la puerta, escapando con un sabor incierto a beso todavía en los labios. La lampara del vestidor emite una luz parpadeante. Horario de dos a ocho.  Sus tubos fluorescentes, ennegrecidos en los extremos, zumban como un escarabajo volando.  Por favor depositar la toalla en la cesta. El mostrador de madera deja caer las diminutas esferas de la acción del comején, como una lluvia imperceptible.  Los martes, dos por el precio de uno.  Las llaves se entregan en la recepción, y por fin la calle con su río de automóviles y la acera con su río de gente. El viejo parque con la tumba del fundador de la ciudad, salpicada de grafitis.   La vieja banca de madera enmohecida. Las piedras del fondo del estanque artificial se secan al sol de los charcos de lodo que dejó la ultima lluvia.   En un tiempo, el agua corría desde el mecanismo oculto detrás de la pared de rocas falsas y las carpas ondeaban su dorso dorado.  Ahora solo pequeñas manchas de algas verdosas. Un par de niños van a saltos de un bloque de concreto al siguiente tratando de vadear un agua imaginaria.
-Mira, Manuel: Un moustro.
-No se dice moustro. Se dice moustruo.
Una nube gris enorme pasa sobre el cielo de un gris mas claro
-Y, y tiene, eh... tiene una candela. De fuego
-Pero es una candela negra que no se ve
La ultima luz del día hace excepcionalmente amarillo el disco amarillo de la flor del hibisco.
El pequeño índice regordete describe un circulo.
-Ya no mas, niños. Les he dicho mil veces que no se señala a la gente.

La nube gris avanza pesadamente descubriendo un jirón diminuto de celeste.  De nuevo el tenue olor a dulce
-Esta ocupado el asiento?
-No. Adelante.
Un hombre joven. En sus ojos brilla algo similar a una pregunta.
-Se acuerda de mi? Estaba allí, en el turco.
-Lo recuerdo, desde luego. Nos dimos un beso
Extiende su mano.  El contacto de sus dedos es tibio.  Dice su nombre.  Una vez conoci a alguien por ese nombre.




La sombra de la mirada del otro.  Acuarela sobre cartulina.  2012.


-Espero que no le incomode que lo acompañe.
-No, en absoluto.
-Se ha puesto todo rojo.
-Yo... Es una reacción involuntaria.  Lo siento.
-Hacía mucho que quería hablar con usted.
-Nos conocíamos ya acaso?
-Nos hemos visto.
-Donde?
-Donde va usted a tomar la merienda todos los sábados en la tarde.  Te negro con limón y una galleta de linaza.  Cierto?
-Atiende en ese lugar?. No me había fijado.
La conversación se alarga, la oscuridad cae, las farolas se encienden.  Antecedentes y confidencias. Estudió hasta la secundaria.  Vive con su abuela y sus hermanos pequeños. Durante el dia sirve mesas y durante las noches pone música en una discoteca. Pregunta sobre mi vida y trato de evitar los detalles.
-Y con quien vive?
-Vivo solo.
-Pero me dice que su mamá vive aquí mismo.
-Así es.
-Porque no vive con ella entonces?
-El resto de la familia y yo estamos...distanciados.  Si estuviera viviendo con ella, no irían a visitarla.
Una llovizna menuda cae.  Caminamos por las calles.  Compartimos empanadas de una venta ambulante.

-Y este es el sitio.  Tendrá que disculpar, pero hace poco que vivo aquí y no tengo muebles todavía.
-Tiene un perrito.
-Es hembra. No es en realidad de mi propiedad.  Vino por su propia cuenta a acompañarme.
-Como se llama?
-Eleuteria
-Que raro.
-Estaba abandonada. No se su nombre original.
-Pero no es un nombre de perro.  Es un nombre de gente
-Un nombre es tan bueno como otro cualquiera, supongo. No creo que a los animales domésticos les importe demasiado. Lo importante es que nos hacemos compañía.
-Está nervioso?
-No, porque lo dice?
-No mira a los ojos cuando habla.
-Es verdad.  No lo había notado.  No es muy educado de mi parte.  Desea usted café?
El agua borbotea dentro de la cafetera con un sonido ronco. La televisión murmura las noticias de la noche.

A pesar de haber pasado hace mucho la hora de dormir, sigo despierto.  Conversación. Sexo.  Un poco mas de conversación.  Al fin, E' duerme profundamente a mi lado, sobre el colchón inflable que hace las veces de cama. La oscilación de su pecho al respirar transmite de algún modo una sensación de seguridad largamente olvidada.



"Te vi.
Saliste entre la gente a saludar.
Los astros se rieron otra vez.
La llave de Mandala se quebró.
O simplemente te vi"
Un vestido y un amor. Fito Paez.
El amor después del amor. 1992. Warner Music.


"Tengo
 la piel cansada de la tarde gris, tan gris.
Guardo
Guardo los verdes, verdes de tu bosque.
Voy
con ramas secas a buscarte.
Después llego hasta vos
como la tarde."
Tengo la piel cansada de la tarde.  Piero de Benedictis. 
Pedro Nadie.  1970. CBS