jueves, 24 de noviembre de 2011

Vacilación

"Lejos estaba el agua de mi fiebre.
Yo no tenía fuerzas de alcanzar
el alto muro, la colina ardiente,
el cíngulo del cielo con el mar"
Fiebre.  Juana de Ibarbourou.  Las lenguas de diamante. 1919

Radix insatiabilis.  Juan Manuel Echavarría. 
1997. Museo de arte moderno de Bogotá 

Tercer Hermano acostumbra salir al anochecer.  Va a la fonda del camino, a encontrarse con sus amigos, beber aguardiente, jugar billar y seducir a las campesinas locales.  Un poco antes de medianoche, generalmente,  regresa tambaleándose y tratando de no hacer ruido.  Pretendo que duermo. Con un ojo apenas entornado, le veo a través de mis pestañas, desnudándose hasta quedar en su ropa interior.  Entonces apaga la luz y se mete en su cama.
Undécima geometría sagrada.  Marcadores permanentes sobre papel.  2006

Esta noche, es diferente. Se acerca, sin decir nada.  Se sienta en el borde de mi cama, con sus piernas abiertas.  Veo, nítido, el perfil de su paquete bajo su tanga azul.  Es inútil fingir que sigo dormido.  Sabe que estoy despierto y que le miro. Me averguenzo.  Mi cuerpo entero pesa como una tumba.  Con un esfuerzo supremo de voluntad levanto mi mano y la apoyo sobre su muslo, solo un poco más arriba de la rodilla.  Piel tibia. Carne firme. Huele a Sudor y Humo de cigarrillo y Anís y Cardamomo. El Hambre me azuza.  Me veo en mi mente, deslizando mi mano suavemente por la cara interna de su muslo.  hacia arriba.  Sin embargo,  el brazo no se mueve. La mano permanece inerte, apoyada sobre su piel.  Se que él lo espera.  Me pregunto que es entonces lo que me lo impide.  Está, obviamente, prohibido por la ley, y por la santa madre iglesia.  Es un ejemplo claro de lo que constituye Tabú en la vasta mayoría de las sociedades humanas, vivas y extintas.  Pero no.  No es esa la razón.  En mis encuentros conmigo mismo, imaginé momentos como éste  muchas veces.  Pero sólo hasta este punto.  Estar cerca suyo y tocar su piel.  Y despues... Sólo sé que deseo hacerle algo pero no estoy seguro de qué.  El momento se extingue y pasa.  De repente, se levanta y apaga la luz del interruptor en la pared.  Despues, el crujido de las tablas de su cama.  Pronto, el¨sonido de la respiración acompasada de su sueño. 



"Que poderes en la sombra
juegan con mi voluntad?
una máquina los nombra
para podernos controlar"
Dime la verdad.  Marta Sanchez
Mi mundo. 1995. Sony

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